Esas ganas de mandarlo todo a la mierda porque sí,
porque ya estás cansada.
Desaparecer, esa es la palabra. Daría lo que fuese
por desaparecer ahora mismo de aquí. Lo mejor que me podría pasar es que el
mundo se parase y en realidad toda mi vida haya sido un sueño. Bueno, mejor
dicho una pesadilla.
En este instante me pasan muchas cosas por la
cabeza; algunas buenas, pero la mayoría malas.
“¿Cómo puedo ser feliz?”, esa pregunta está
demasiadas veces por mi mente. Pues bien, me gustaría apagar el móvil para
siempre, tirarlo a la basura o algo parecido. Así nadie podría molestarme, porque
sólo quiero estar sola. No sé si quiero soledad para siempre, para un mes o
para un rato, pero es lo que hay. Eso sería lo primero que haría, pero claro,
en los tiempos que estamos también tendría que desactivar twitter, tuenti y todas
esas mierdas. La verdad es que creo que poca gente –por no decir nadie- me
echaría de menos. Que sí, que se preguntaría que ha sido de mí, pero al cabo de
unos días ya no se acordarían ni de mi nombre.
También podría irme de aquí. No digo irme de mi casa
ni de mi barrio, digo irme lejos. Podría empezar una vida nueva apartada de
todo y de todos; sin nadie que me juzgue por lo que ya he hecho. Comenzaría de
nuevo, sin cometer los mismos errores. Aunque, ahora que lo pienso, seguro que
lo volvería a joder todo. Cagarla, esa es mi especialidad.
Estoy segura de que un día me hartaré en serio,
cogeré el pasaporte y adiós. La verdad es que no me importa a quién le puede
afectar esto; es mi vida y si quiero cagarla, la cago.
Tengo que hacer una pausa para pensar en todo, en
qué es lo mejor para mí. Ya no me importa lo que piensen los demás, me da igual
que sea un total desconocido el que me juzgue o que sea mi madre.
Sinceramente, no entiendo por qué estoy escribiendo
esto con lágrimas en los ojos; no quiero ser como soy, pero ya no puedo hacer
nada, es demasiado tarde.