miércoles, 24 de septiembre de 2014

Mira arriba.

En serio, mira arriba. Las mejores cosas nos llegan siempre desde ahí; las que escapan a nuestro control, las que aún son capaces de sorprendernos. Desde el primer ser humano que contempló un amanecer, hasta el último futbolista que acaba de celebrar un gol. Desde el creyente que le ruega a Dios cada día, hasta el ateo, que mira simplemente si hoy lloverá.Todos hemos mirado en algún momento arriba. Y todos nos hemos sentido así, pequeños seres que miran arriba. Porque por mucho que subamos, siempre habrá algo por encima de nosotros.

Me haria guitarra.

"Tienes las manos frías y pequeñas,
de esas que dan escalofríos si me rodeas la cintura
o ponen la piel de gallina si avanzas por mi pecho.
Esas manos que tan poco me tocan,
ya sea por la distancia
o la extraña sensación de que cuanto más me gustas,
menos te gusto yo.

Y como te mueves...
¿Cómo hablar de ti y que no suene a utopía?
Me encanta el efecto que causas al bailar,
es como si sembrases cotidianidad a tu paso:
Mueves las caderas de un lado a otro
y la gente pasa por tu lado como si estuvieran acostumbrados a ver milagros.
Pero bueno,
que empiezo a desvariar:
Daría lo que fuera por tenerte esta noche.

Que quieres que te diga,
abogada del Diablo.
Ojalá el jurado de tus labios fallara a mi favor esta noche porque hoy,
me haría de madera solo para que me tocaras.”

-Pablo Benavente.

Mirame.

Imagina que pierdes las gafas en mitad de una multitud, 

que oyes a todo el mundo cantar una canción que tú no conoces, 

que se te borran todos los mensajes poco a poco y al azar
, 
que te dejan en el centro de Madrid y le cambian el sentido a todas las lineas de metro, 

que tus canciones favoritas empiezan a sonarte desconocidas
, 
que te leen tus poemas, y no entiendes de quién hablan
, 
que te sueltan en mitad de otra vida con los ojos vendados y un mapa de mentiras, 
que tus amigos, de repente, no saben ni oírte ni entenderte, 

que un día despiertas, y se te han desordenado todas las fotos
, 
que miras al espejo, y no reconoces lo que ves.

Así me siento yo,
 
desde que tú no me miras.

-Pablo Benavente.

martes, 2 de septiembre de 2014

Necesito alas.

Me importa una mierda que las mujeres tengas las tetas como magnolias o como pasas; un cutis de piel de melocotón o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportar un nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias.

Pero eso sí, -y en esto soy inflexible- no les perdono bajo ningún pretexto que no sepan volar. Si no saben volar, pierden el tiempo conmigo.