domingo, 16 de noviembre de 2014

La osadia del miedo.

He tenido el infierno a mi lado
 y su suspiro de hielos aún gotea en la bañera. 
La he ido llenando de sal para que todos creyeran 
que era de lágrimas.
 Y he dejado reposar la mentira como si fuese un naufragio, 
como un dolor que al menos yo podría controlar.
No es casual que el triste de una mirada 
reluzca como el olvido 
y es absurdo intentar justificar el deseo
 en recaídas.
 Todos, siempre, tenemos más miedo de los daños
que ilusión por la vida.
Y lo entiendo.
Pero he limpiado la ceniza 
y he abierto las ventanas y cerrado el sumidero 
y he comprado bombillas, libros, hachís
 y cerveza.
Y he añadido nuevas canciones al playlist.
Verme a mí mismo sonreír 
como una puta revolución, pero por dentro,
 y a mi lado el deseo y su ramo de dudas entre los gusanos
 por si los muertos no asustan.
No sé si me entiendes, pero yo sí. 
A veces me cuesta tanto explicarme.
Y ahora parecemos incómodos en nuestras canoas, 
como si se nos mojaran los pies
 o no quisiéramos seguir remando.
Como si quisiéramos estirar un poco las piernas.
He tenido que separar sentimientos, diferenciarlos,
 darles una estructura, concederles el derecho a réplica
 y dictar una sentencia con fórmula de pregunta,
 de callejón sin salida,
 de gol sin red.
Es decir: he tenido que enhebrar el desorden
 en que sobrevivo 
juzgando a cada miedo por su osadía.
Y sonrío, al fin
 sonrío.
 Tranquilo como un charco que ya nadie pisa 
y todos bordean.
 Pero hirviendo por dentro, como si pudiera evaporarme
 con sólo escribirlo.
Me voy a desnudar y a meterme en la cama.
 La puerta está cerrada, pero dejo la ventana abierta.
 Solo tú podrías entrar.
Hay cerveza en la nevera, hachís encima de la mesilla 
y poesías por todas partes.
 Te espero soñando. 
No me despiertes si no es para follarme.
Un beso.
 O mejor varios.
-Escandar Algeet.

Adicta al humo de sus cigarrillos.

—Quédate conmigo, mientras término mi cigarrillo —dijo él.

Y pensé: "Joder, deberían existir interruptores que detengan el tiempo, o los cigarrillos deberían durar para toda una vida".

Emma Watson.

Belleza no es pelo largo, piernas delgadas, piel bronceada. Créanme. Belleza es la cara de quien lloró y ahora sonríe. Belleza es la cicatriz de la rodilla de cuando te caíste de niño. Belleza es cuando el amor no te deja dormir. Belleza es la expresión de tu cara al escuchar la alarma del reloj por la mañana. Belleza es cuando tienes el maquillaje corrido en la ducha. Belleza es la carcajada cuando cuentas un chiste que sólo tú entiendes. Belleza es mirar a la persona que te gusta y dejar de entender porqué. Belleza es cuando lloras por todas tus paranoias. Belleza es la línea marcada por el tiempo. Belleza es lo que sentimos dentro y lo expresamos por fuera. Belleza son las marcas que la vida deja, todas las patadas y caricias en nuestra memoria. Belleza es dejarte vivir. 

No se acordaba de nada, pero ojala de mi.

Estaba loca, loca de remate,
 y era guapa, guapa de cojones, y conocía a la luna, y bailaba rock&roll frente al espejo, 
y salía
 y bebía
 y no se acordaba de nada al día siguiente.
Estaba rota, tanto como un trapo, 
y era dura, dura de roer, y odiaba a los poetas, 
y se ponía hasta el culo 
y lloraba
 y se corría 
y no se acordaba de nada al día siguiente.


Dormía poco, y tenía las ojeras más preciosas
que habían ignorado jamás.
Era la princesa de mi cuento, 
la que follaba con Extremoduro sonando de fondo 
y se metía de todo, menos mis drogas.


Amaba, 
era capaz de amar, por encima de cualquier boca despeinada, de cualquier trovador de mierda, de cualquier basura literaria que le escribía, era jodidamente perfecta, y su único defecto era yo.


Sospecho que venía de otro mundo, por eso de que nadie había logrado entenderla nunca, 
aunque siempre era la que más gritaba, 
y que era inmortal 
por eso de sus infinitas pecas, y que me tenía calado, 
y que sabía cosas sobre mí que nadie sabrá jamás.


Era la chica con la que desearíais pasear el resto de vuestra vida, era la chica diez, y le faltaban un par de veranos; 
conmigo, digo,
 y cada vez que me la encontraba por ahí,
 me decía que no se acordaría de nada al día siguiente, 
y aún así,
 me iría a vivir con su olvido, 
todos los días del resto de mi vida.
-No sé de quién, pero ojalá.

jueves, 16 de octubre de 2014

Baluarte.

Día 1 sin ti:
te echo tanto de menos que en mi reloj aún es ayer.

Día 2 sin ti:
no salgo e la cama,
aún estás conmigo, tan guapa
aunque sea en mis pesadillas.

Día 3 sin ti:
no llamas
y todo, las canciones, mi cama,
la pena, mi pecho, tu nombre, mi  nombre con el tuyo,
tus fotos, mis trozos, nuestros restos,
comunica.

Día 4 sin ti:
me abandonaste a las tres en punto.
El reloj lleva cuatro días marcando las tres y cinco.

Día 5 sin ti:
tu ausencia aplastando mis entrañas.
Pareciera que han pasado por mi alma noventa años.

Día 6 sin ti:
hoy sólo he llorado escuchando a Andrés
y leyendo a Esnesto.
Voy mejorando.

Día 7 sin ti:
mi madre me ha besado las ojeras
y he salido del ataúd que es mi cama sin ti,
dejando al lado de la almohada una nota de resurrección.

Día 8 sin ti:
me he ido a dar un paseo a la playa,
ha llovido como si le hubieran roto el corazón al cielo
y he comprendido
que uno es de donde llora pero siempre
querrá ir donde ríe.

Día 9 sin ti:
no te olvido,
pero hoy he vuelto a reír de nuevo
y he sentido un anhelo reconfortante al abrir la ventana,
como si el aire barriera los fantasmas de mi suelo.

Día 10 sin ti:
he dejado de huir
porque me he dado cuenta de que soy la
única que sigue.
Tu recuerdo tampoco: se ha quedado atrás.
Creo que me acerco a la meta.

Día 11 sin ti:
me he olvidado de que te estaba olvidando
y te he olvidado.

Día 12 sin ti:
he conocido a alguien,
soy yo.
Voy a darme una oportunidad.

-Elvira Sastre.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Mira arriba.

En serio, mira arriba. Las mejores cosas nos llegan siempre desde ahí; las que escapan a nuestro control, las que aún son capaces de sorprendernos. Desde el primer ser humano que contempló un amanecer, hasta el último futbolista que acaba de celebrar un gol. Desde el creyente que le ruega a Dios cada día, hasta el ateo, que mira simplemente si hoy lloverá.Todos hemos mirado en algún momento arriba. Y todos nos hemos sentido así, pequeños seres que miran arriba. Porque por mucho que subamos, siempre habrá algo por encima de nosotros.

Me haria guitarra.

"Tienes las manos frías y pequeñas,
de esas que dan escalofríos si me rodeas la cintura
o ponen la piel de gallina si avanzas por mi pecho.
Esas manos que tan poco me tocan,
ya sea por la distancia
o la extraña sensación de que cuanto más me gustas,
menos te gusto yo.

Y como te mueves...
¿Cómo hablar de ti y que no suene a utopía?
Me encanta el efecto que causas al bailar,
es como si sembrases cotidianidad a tu paso:
Mueves las caderas de un lado a otro
y la gente pasa por tu lado como si estuvieran acostumbrados a ver milagros.
Pero bueno,
que empiezo a desvariar:
Daría lo que fuera por tenerte esta noche.

Que quieres que te diga,
abogada del Diablo.
Ojalá el jurado de tus labios fallara a mi favor esta noche porque hoy,
me haría de madera solo para que me tocaras.”

-Pablo Benavente.

Mirame.

Imagina que pierdes las gafas en mitad de una multitud, 

que oyes a todo el mundo cantar una canción que tú no conoces, 

que se te borran todos los mensajes poco a poco y al azar
, 
que te dejan en el centro de Madrid y le cambian el sentido a todas las lineas de metro, 

que tus canciones favoritas empiezan a sonarte desconocidas
, 
que te leen tus poemas, y no entiendes de quién hablan
, 
que te sueltan en mitad de otra vida con los ojos vendados y un mapa de mentiras, 
que tus amigos, de repente, no saben ni oírte ni entenderte, 

que un día despiertas, y se te han desordenado todas las fotos
, 
que miras al espejo, y no reconoces lo que ves.

Así me siento yo,
 
desde que tú no me miras.

-Pablo Benavente.

martes, 2 de septiembre de 2014

Necesito alas.

Me importa una mierda que las mujeres tengas las tetas como magnolias o como pasas; un cutis de piel de melocotón o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportar un nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias.

Pero eso sí, -y en esto soy inflexible- no les perdono bajo ningún pretexto que no sepan volar. Si no saben volar, pierden el tiempo conmigo.

sábado, 2 de agosto de 2014

500 dias juntos.

—No querías ser la novia de alguien, y ahora eres la esposa de alguien.

—Me ha sorprendido demasiado.
—Nunca lo entenderé. Quiero decir, no tiene sentido.
—Sólo pasó.
—Sí, pero eso es lo que no entiendo. ¿Qué pasó?
—Yo sólo... sólo desperté un día y lo sabía.
—¿Saber qué?
—Lo que nunca supe contigo.

sábado, 28 de junio de 2014

“Entre putos suspensivos”. —Escandar Algeet.

Te tumbarás, es mejor, pero tendrás que doblar la espalda un poco, arquear el cuerpo y levantar la pelvis. Si me dejas, te cogeré por los tobillos y te separaré las piernas hasta que digas basta. Pero aguanta un poco antes de decirlo. Cuanto más aguantes menos podrás aguantar después. Lo demuestran las estadísticas, si esta excusa te convence de algo. Es verdad que es cuestión de belleza. A uno le gusta poder ver bien las joyas de la corona, los trazos a lápiz fino de los retratos, la línea escondida que marca el relieve de las buenas esculturas. Por eso, te pido que me permitas abrirte las piernas hasta donde sea posible, mirarte de cerca y desde abajo, acercarme y llenarme de origen para buscar la dignidad de un final. A ratos abrirás los ojos para mirarme a mí concentrado, y otras los mantendrás cerrados imaginando el detalle de lupa que mis labios pretenden y mis ojos buscan. Con la espalda doblada todo parecerá un interrogante. De ahí partiremos en nuestro camino hacia la exclamación. Hasta el cierre del paréntesis. Recuerda esto, porque mi intención es que cuando acabe -que cuando acabes-, primero te estires hasta el grado convulsión, para después doblarte en un acto de defensa propia, el momento exacto de rozarte apenas los pelos de punta y que sientas todo el peso de mi pornografía sobre cada uno de los poros de tu piel. Lo primero, aun así, será acercarme con instinto de lobo, respirar tan profundamente cerca que sientas mi aire haciendo eslalon por tus labios. Como si fueras una presa, te oleré acariciando con las manos el trazo firme de tus piernas bien abiertas, sujetándote en el temblor y la incertidumbre, balanceándonos en el hilo suelto con abismo al fondo que es tu cuerpo en su inicio de reacciones. No podré evitar sacar la lengua. Lo haré por esa curiosidad irracional que todos los animales tienen al oler la comida y querer probarla. Me contendré, como bien pueda, para no empacharme de ti y sobre todo, para que tú no te acostumbres tan pronto a mi lengua. Tal vez, es posible, que busque un aperitivo de ingles y piernas, de sudor inicial, de rodeo circular sin tocar todavía la esfera central, el núcleo de algo que va más allá de tu cuerpo. Me gusta disfrutar del arte. Y hay cosas que requieren su tiempo. No tener prisa. Promover las ganas. Puede que pruebe a moverte, a levantarte las piernas hasta donde eso sea posible. Juntaremos las palmas de tus pies con las de mis manos, y haremos corriente eléctrica aleatoria mientras cubres el espacio como una burbuja bailando en el aire, contrayendo y estirando su forma, anidando el placer de la transparencia en cada uno de tus movimientos. Abriré la boca para ir comprobando el campo de ataque, las posibilidades que tengo, la táctica antes de empezar la guerra. Te soltaré las piernas y mis manos serán la base para tus muslos, desde abajo iré cerrando este preludio para que empiece la melodía. A partir de ese momento, mi lengua no volverá a estar quieta hasta que tú seas la que tenga que pararme. Iré primero por partes, por las tuyas, iniciando este proceso por donde otros llaman a lo prohibido. Es a eso a lo que hemos venido, ¿no?, a desquitarnos de los prejuicios y las vergüenzas, a dejarnos llevar por el instinto. Meteré la lengua donde no la llamen, y donde la llamen también. Cuando veamos, subiré y hasta el próximo paso y emprenderé acciones ilegales con mi saliva y tus jugos. Si salgo de ti, es porque me gusta volver a entrar indefinidas veces. A ratos rítmicos y a otros desorganizados, haré de mi lengua serpiente y de tus piernas castillo y de tus puntos débiles atalayas donde bailen todos los juegos recreativos. En el vértice de la contienda, buscaré la punta de lanza de todos mis desenlaces, la primera marcha de tus espasmos, el paso al frente de algo que los poetas y los borrachos llamaron en su día éxtasis. Llegará un momento en el que ni tú ni yo podremos controlarnos, en el que todo empezaré a empañarse, empezando por nuestros ojos, siguiendo por las mejillas, la barbilla, manos y todos los extremos y extremidades que se te ocurran. Nos empaparemos de algo tan suave que todo será un desliz puesto a punto, un resbalón de caricias, un continuo patinaje entre dos cuerpos en su grado de ebullición. Con la tormenta y mojados, llegará algo muy parecido a la explosión, la exclamación de la que te hablaba al principio, te estirarás o pegarás un grito o tal vez, quién sabe, solo te muerdas los labios. Hagas lo que hagas, no podrás evitarlo, así que tampoco trates de hacerlo. Ya te dije que aquí estábamos para eso. Para explotar y no tener que limpiar la sangre. Puedes cogerme con las piernas el cuello. Puedes, por supuesto, insultarme. Puedes hacer lo que te dé la gana. Será el único momento de tu vida en el que todo, absolutamente todo, esté permitido. Te lo juro. Cuando “el momento sin tiempo” se pase, después, cerrarás la disyunción, te contraerás como defensa de insecto, puede que te sientas pequeña, puede que no, y me dirás un exhausto “para ya” que yo apenas oiré entre los restos del ruido y la furia que todavía esté saboreando. Sonreirás con ese gesto cansado y feliz de quien ha sido libre al menos por un instante. Tu rostro de estrella fugaz. De arquitectura impensable pero no imposible. Rostro de tinta y silueta en un cuerpo fuera de los límites de la ley de la gravedad. Cuando me mires, me verás respirar desde allá abajo, sin capacidad para parpadear, asombrado de que sea posible mirar tan de cerca el mundo de lo no-humano. El mundo de lo no-material. Y sin dejar de sonreír, moviendo el abanico de las posibilidades infinitas, dándome aire, me dirás: “sube aquí arriba, hay un millón de sueños que voy a enseñarte”.

jueves, 29 de mayo de 2014

Hay que soñar.

Hay sueños imposibles, sueños que no se cumplirán jamás. Luego están los sueños rotos, los sueños frustrados. Y los sueños que parece que molestan a los demás. A la mayoría nos cuesta recordar lo que hemos soñado; pero todos tenemos algún sueño imposible de olvidar. Tener un sueño es dejar de tener sueño, así en general. Tener un sueño es decirle a la vida que sabes por dónde vas. Por eso, sea cual sea ese sueño, por muchas noches que te haya dejado en vela, por mucho que se rían o te critiquen por soñar y por mucho que alguno te lo convierta en pesadilla: recuerda que soñar es la única forma de permanecer despierto. 

Ir.

Volver, lo que es volver, nadie vuelve. Igual te parece que llegas al mismo sitio, pero nunca es verdad; porque nunca vuelve a ser ese momento en el que estuviste y eso lo cambia todo. Lo hace todo distinto. En realidad, siempre nos estamos yendo. Eso sí, por el medido hacemos como que nos quedamos, echamos raíces, intentamos trascender y como mucho, dejar bonitos recuerdos. Pero ya está. Somos algo que siempre se está yendo. Y está bien que así sea. Así jamás te repites, sino que llegas dos veces. Y ahí es cuando pareces dispuesto a estrenar nuevos recuerdos. 

Julia Blow.

Corta es la distancia que hay entre tus ojos y mi alma, 
muchas las excusa para no aceptar que me haces falta. 
Y es que hay veces que no llego, 
y otras que me paso de frenada. 
Nunca sigo el plan de vuelo,
y aterrizo fuera de tu cama. 
Siento tus miradas, 
que hoy me duelen más que tus palabras. 
Siento que te alejas, 
o tal vez soy yo la que no se acerca. 
Y es que hay veces que me muestro, 
y otras que es mejor no dar la cara. 
No es momento de hacer cuentas, 
sabes bien que no me debes nada. 
Ya sé que todo pudo ser mejor. 
Ya se que todo pudo, pero no. 
Y te marchas, 
y me dejas otro beso que se estrella 
contra mi canción que me recuerda.
Un beso en tu escalera, 
mi mano en tus caderas, 
tu sangre por mis venas, 
mis labios por tus piernas.

"No estoy deprimido."

No estoy deprimido.
Puedo aún sonreír a las cosas bonitas.
y reír cuando las bromas son divertidas
aún puedo hablar con la gente y disfrutar
los días bonitos.

Pero..cuando voy dentro
cuando estoy solo
hay algo roto
y caigo dentro de la pena levemente
que me consume.
Me miro en el espejo
y no me gusta lo que veo
y las lágrimas siempre caen
cuando estoy durmiendo y extraño algo,
que no existe.

No estoy deprimido
sólo he estado triste por un momento
pero aún puedo encontrar la claridad,
aún puedo sonreír.

sábado, 24 de mayo de 2014

Problemas de caracoles.

Me encontré con un caracol y le saludé con un gesto de la mano.
 
Porque a los caracoles, si les saludas con un “buenos días” tardan una vida en devolverte el saludo.

Nocturnidades.

Supe que lo nuestro tenía fecha de caducidad cuando él me confesó su aversión a los gatos. ¿Qué iba a hacer yo, cuando en nuestras noches juntos, me diera por acurrucarme contra su pecho y ronronear?

jueves, 22 de mayo de 2014

Hielo.

A veces pienso que eres de lluvia,
de esa lluvia helada que te cala el alma
y abandona charcos para toda la vida
como tus tatuajes
como nuestros traumas
como la mortalidad de lo efímero
que nos llevó a la otra vida.

viernes, 16 de mayo de 2014

Escandar.

Estás preciosa.
Quería decírtelo,
como una planta de marihuana
creciendo en un balcón,
como una mamada
en el baño de un bar,
como el rock and roll
cuando se pone un poco idiota.

sábado, 3 de mayo de 2014

Mi amor.

Quiero dormir contigo. 
No me refiero a tener relaciones sexuales. 
Me refiero a dormir. 
Juntos. 
Bajo mis sabanas. 
En mi cama. 
Con mi mano en tu pecho. 
Y tu brazo a mí alrededor. 
Con la ventana rota. 
Así que hace frío y tenemos que abrazarnos más de cerca.
No hablemos. 
Sólo soñemos. 
Completamente felices. 
En silencio.

miércoles, 23 de abril de 2014

Hombres.

Los hombres quieren que les besemos cuando tienen barba. Quieren que les comamos la polla y que les chupemos los huevos cuando tienen pelos púbicos. Quieren que les abracemos cuando tienen los sobacos peludos. Quieren que enredemos nuestras piernas con las suyas, cuando parecen osos.
 
Pero si las mujeres tenemos un sólo pelo en nuestro cuerpo que no sea de la cabeza es repugnante.
 
Vale, ya lo pillo. 

sábado, 19 de abril de 2014

Valle.

No nos prometamos nada eterno,
si se da una corta historia,
sintamos cada punto,
cada coma,
cada letra hasta el final. 
Vivamos este amor bohemio
como lo hacen pocos,
así,
como locos. 

viernes, 18 de abril de 2014

Recuerdos.

No tienes ni idea de cuánto se pueden llegar a exprimir los recuerdos cuando sobrevivir depende de ello. Se vuelven elásticos, los estiro a mi antojo una y cien veces, los distorsiono, los maquillo, juego a cambiar detalles en ellos. Me alimento de ellos cuando tengo hambre y me los bebo cuando siento sed. Pero lo que más me gusta es fumármelos, te inhalo calada a calada, cierro los ojos y exhalo el humo que se difumina, llevándose con él nuestras escenas.

¿Capaz o incapaz?

Capaz de mover el mundo por ti para que tengas sombra en un día de verano.
Incapaz de desterrar a otras galaxias los matices de tus besos.

Capaz de acostumbrarme a tu manía de tenerlo todo en su sitio. 

Incapaz de esconderme de tus ganas. 

Capaz de amarte todas las noches y que me sobren mañanas para desayunarte. 

Incapaz de olvidarme de lo que siento cuando pasas tu dedo por mi nuca. 

Capaz de rescatarte de tus peores días y hacerte el boca a boca con sabor a chocolate. 
 
Incapaz de entender mi vida sin ti. 

Capaz de gastarme toda la vida contigo.

jueves, 17 de abril de 2014

~~~

Hazme polvo.
En la cama. En el suelo. De espaldas.
Agachada. Sobre la mesa. Contra la pared.
Aquí. Allí.
Así.
Hazme polvo 
y luego,
sopla.

Marilyn Monroe.


Sólo porque una vez fallaste, no significa que vayas a fallar en todo. Sigue intentándolo, aguanta, y siempre, siempre, siempre cree en ti mismo. Porque si tu no lo haces, ¿quien lo hará? Por tanto, mantén tu cabeza erguida, tu barbilla alta y, lo mas importante, sonríe. Porque la vida es algo hermoso y hay mucho por lo que sonreír.

Caballeros sin armaduras.

A veces los príncipes no vienen vestidos de azul, sólo llevan consigo una gran sonrisa y esperan que les devuelvas otra. Son la máxima expresión de lo que es ser humano, lo cual nos lleva a pensar que tienen defectos como cualquier otra persona. Y, sin embargo, a nuestros ojos, tienen algo que los hace especiales. Y tal vez sea porque en cierto punto, compartimos con ellos un pedacito de nuestra esencia.

Feliz final, si.

Te esperé en la misma cama que un día nos hizo gigantes. Recuerdo cuando te escondías tras mis lunares y yo hacía carreras por tu abdomen. Nuestro mundo reducido a unas sábanas que envolvían todos nuestros anhelos y aspiraciones en la vida. Pero el polvo se acumuló en las estanterías, tus pecas seguían día tras día en el mismo sitio y uno de esos días, sin más, subimos la persiana y el sol nos cegó las ilusiones. Al fin y al cabo, las mejores historias de amor son las que tienen un final. Y la nuestra era sin duda de las mejores.

Bostezando sonrisas.

¿Que cómo te quise? Pues lo hice a la andaluza, exagerándote hasta la extenuación. 
Te quise de principio a fín. 
Desde tu último mechón de pelo, 
hasta tu dedo pequeño del pie. 
Te quise por si acaso y un poco más. 
Te quise de rodillas... y cómo te gustaba derrochárme todo ese querer. Pero también te quise de puntillas 
cuando no me alcanzaban tus besos. 
Te quise del derecho y del revés, tumbados, sentados, encima de la lavadora o en el coche. 
Te quise por si te ibas y también por si te quedabas. 
Te quise sin medirme en nada y por eso siempre te quise de más. Te quise de más cuando llovía y te resguardaba o cuando hacia frío y necesitabas mi fuego. Te quise cuando estabas alto y te daba miedo la caída y también te quise cuando te recogí del suelo. 
Te quise a lo loco, a lo vulgar, a lo divino, a lo profano, a lo insano, a lo carpe diem. Te quise justo en ese momento y de esas mil maneras. Me desgarré en quererte. Pero no me disculpo por ello, porque solo existió una razón para esa sinrazón de amar:

Puta en la cama.

Voy a intentar explicarte como una dama, lo que pienso hacerte como una puta.

 
Recorrería con mi lengua todos y cada uno de los resquicios de tu piel hasta hacerlos míos. Pero no contenta con ello, rozaría sutilmente todos tus atributos susceptibles de ser rozados, para que me pidieras más. Y cuando tu cerebro estuviera a punto de colapsar y no pensaras en otra cosa que en sentirte dentro de mí, te haría esperar aún un poco más como toda buena puta disfrazada de dama. 
Te arañaría hasta las intenciones. 
Te mordería incluso tus principios más arraigados.
 Te follaría hasta la extenuación mental y espiritual para convertirte en un ignorante ateo.
 
Eso te haría.

Eres la excepcion que confirma la regla.

Eres lo mismo que fueron las matemáticas durante toda mi trayectoria académica. Te odio, pero te repetiría incansablemente porque en realidad no me queda más opción. A final de curso te encuentro la gracia y hasta me apetece recuperarte en septiembre. No te entiendo y sé que nunca te entenderé, pero también sé que eso es lo de menos porque sólo debo seguir creyendo que uno más uno son dos y que el orden de los factores no altera el producto. Da igual cuánto me mueva y si al final me pongo encima o debajo, siempre resultaras un plan fallido, el más que resta, la excepción de toda regla.

Profaname.

Como la primera vez que te desnudé y me desnudaste. Nos sobraba la piel y el vodka había hecho mella en mi autocontrol. Cayeron las barreras de un solo golpe. Yo tenía mucha prisa por sentirte y tú marcabas un ritmo excesivamente candente, como el mejor director de orquesta. Tus ojos no perdían de vista ni un segundo los míos y a mí de vez en cuando me subía la vergüenza a las mejillas. Electrizabas mis poros con tus yemas y yo no era capaz ni de recordar mi nombre. Sólo quería un poco más. Seguir enredándote con mis piernas todo el tiempo, mientras hundías tu nariz bajo mi pelo y jugabas a entrelazar tus dedos por mis mechones. Me concentraba en entenderte cuando acercabas tus labios a mi oído y murmurabas cosas que no alcanzaba a oír. Te quiero más cerca, más profundo, un poco más profano. Quiero que invadas mi cuerpo y nunca haya paz entre nosotros. Quiero que utilices todos mis rincones y a cambio que me dejes arañar cada parte de ti. Quiero marcarte para saber siempre dónde vas a estar y no pasarme otra vez media vida buscándote. Quiero que me robes y ni siquiera pidas el rescate. Quiero sentirte en mí. Lo sabes. Lo sé. Quizá el tiempo no se haya detenido, pero sabemos que este momento será eterno en nuestras memorias. Te recordaré y tú ya nunca me olvidarás.

miércoles, 16 de abril de 2014

J. S.

Y esos malditos ojazos de gata en celo
y aquella mata de pelo como una hoguera
y unas pestañas con telarañas de terciopelo
y esas caderas que estaban hechas para pecar. 

martes, 8 de abril de 2014

Bien, bien, bien.

Tus labios saben a tabaco.
Sé que el humo ha llenado tus pulmones.
Pero eso está bien.
Aún puedo encontrar galaxias en tus ojos y me siento bien a la vista de tus estrellas.
Cuando tu mano recorre mi cuerpo, puedo sentir un jardín de flores creciendo en mi interior.
Siento mariposas revoloteando y chocando contra mi estómago, como queriendo salir.
Eso está bien.
Porque yo estoy bien.
Y estamos bien.

lunes, 7 de abril de 2014

El viajero solitario.

Cuando somos más jóvenes somos presionados por un sistema muy absurdo. “Estudia una carrera, termínala, busca un trabajo, ahorra dinero para un coche, ahorra para una casa, cásate, trabaja, trabaja, trabaja hasta morir sin saber que viviste”. ¿Qué hay de viajar?, ¿de conocer el mundo?, ¿de aquellos sueños de ganarse la vida haciendo lo que uno ama? La juventud necesitamos ser educados, pero no se puede confundir nuestra carrera con nuestra vida, quien lo hace así termina por tener un corazón conformista e infeliz. Debemos invertir tiempo en nosotros mismos para conocernos, para descubrirnos antes de que la sociedad intente ponernos una venda de miedos a nuestras ideas. Vivimos en un mundo donde se nos enseña que es más importante hacer dinero que hacernos personas. Olvidamos el corazón, lo maravilloso de nuestra mente, la capacidad de asombrarnos. Es triste vivir así, pero es más triste saberlo y continuar en el engaño.

Se puede.

Barbilla bien alta, mirada al frente, paso firme y pa'trás ni pa' tomar impulso. Sigue la carretera con todas sus curvas, con todas sus rectas; pero jamás te pierdas lo que pasa fuera del asfalto. Ahí está la gracia, en saber disfrutar sin perder la trazada, en saber mirar hacia todo el mundo mira y ver lo que nadie más ve. Encontrarás gente de cara, te dirán que ya estuvieron, que no llegarás, que no vale la pena. Pero no tienen ni idea de la gran diferencia: que esta vez no van ellos, que está vez vas tú. Y te caerás, sí, como todos. Pero te levantarás como nadie. 

Malaci.

¿Alguna vez has experimentado la sensación de paz y libertad al estar con alguien? Las ganas locas de llenarle la cara de besos, de coger su mano y de abrazarle por la espalda. La manía inaguantable de estallar en carcajadas después de que el amor nos haya hecho y deshecho; y bailar desnudos bajo la regadera, haciendo nuestra propia lluvia. La armonía de verle leer en silencio absoluto, o de apreciar su cara de sueño después de haberle regalado pequeñas y maravillosas muertes. Todo esto, ¿lo has sentido? Yo sí... y me brinca el pecho y se me sacude el alma y quiero reír y llorar y la sonrisa no se me escapa... no sé, no sé de qué se trata.

domingo, 6 de abril de 2014

«Amour et entropie.»

Sentimentalmente, mente, mente revoltosa, ideas revueltas que vienen y van, círculos y espirales, amor, mi amor, dibujas una idea, la llenas de color, la llenas de vos.

Versandote el alma.

Soy tuyo. Asfíxiame, lléname de gemidos, dame vida, quítamela, devórame, ilumíname, disfrútame, víveme en tus besos y siénteme en tus labios. Mátame, condéname, acaríciame. Lo que sea, pero contigo.
—José Vergara. 

miércoles, 2 de abril de 2014

Posesion maligna.

Lo encontré como desayuno, su cuerpo desnudo aún con aroma a deseo, a sudor y piel.
Me recorrieron las ganas desde la punta del pie hasta el último cabello.
Acerqué mis labios hasta su boca y lo besé desesperadamente, como si tuviera urgencia de sentirlo arder entre mi carne.
Hay paraísos que se encuentran deslizando las manos al sur, pedazos de utopía y trocitos de gloria que se esconden bajo las sábanas.
Su respiración que se cortaba, su pulso que crecía, mi corazón se aceleraba.
Estábamos vivos, muy vivos en una tierra donde la muerte es un premio y renacer entre olas de colores una bendición.
Lo desayuné exquisitamente, me vació las ganas y lleno mi cuerpo, dejándome en el alma una sensación de escalofrió que recorre mi espalda cada vez que recuerdo su vida entre mis piernas y mi corazón en su pecho. 
—Mercedes Reyes Arteaga.

lunes, 31 de marzo de 2014

Tu eres mi ciudad.

Descubrir una persona es exactamente igual que descubrir cualquier ciudad. Lo primero que hay que hacer es cruzar alguno de los puentes que llegan a ella. Te han hablado tantas veces de sus monumentos, de lo que no puedes dejar de visitar. Pero tú llegas siempre a través de lo que sólo se ve desde fuera; de los suburbios, la periferia. Tu intención es llegar al centro, a la parte histórica. Y una vez llegas, siempre descubres algo nuevo, algo que no estaba ahí. Porque las ciudades, como las personas, nos pasamos toda la vida cambiando. Cambiamos de aspecto, de tamaño, de estación, de ambición. Pero hay una cosa que jamás cambia... y es la intención de segur cambiando.

sábado, 29 de marzo de 2014

Pupilas que se dilatan, que deleitan, que delatan.

Hacer el amor no es follar.

No me importa quedarme desnuda, verte desnudo o desnudarte. No me importa hablar sobre sexo, follar o morir virgen. No me importa mi 
cuerpo o tu cuerpo con el mío. No me importan tus palmas sudorosas, tus labios agrietados o 
tu lengua sucia. No me importa 
tu música ruidosa, tu poesía de mierda, 
tus zapatos sucios o tu letra horrible. No me importan tus llamadas nocturnas
, tus besos robados o tus mentiras piadosas. No me importa tu hamburguesa a medio comer, tus lasañas congeladas o tu cabello alborotado. Quiero tu cepillo de dientes 
inclinándose hacia el mío en el vasito del baño. Quiero 
un masaje tuyo a las 3 de la mañana en la espalda. Tócame las tetas y no me digas que son pequeñas, que eso ya lo sé.
 Bésame una y mil veces más.
 Imagina que lo que estamos haciendo es ilegal. Siempre es bueno que nuestras bocas estén juntas. ¿Te apetece?

Caminante, si que hay camino.

Si todos los caminos llevan a Roma, ¿cómo se sale de Roma? 

A veces pensamos demasiado y sentimos muy poco. Mi abuelo siempre decía que si alguien quiere formar parte de tu vida, hará lo imposible por estar en ella. Aunque en cierto modo, cuando alguien nos dedica su tiempo, nos está regalando lo único que no va a poder recuperar. Y es que la vida son momentos; y ahora estoy aquí y mañana... bueno, mañana no lo sé. A sí que quería decirte que si alguna vez quieres algo, ve a por ello sin mirar atrás. Hay que mirar al miedo de frente y a los ojos. 

El beso de la perfeccion.

Quiero darle un beso.
No porque quiera sentir la suavidad de sus labios justo a los míos o el calor de su aliento mientras exhala contra mí.
Quiero darle un beso porque no encuentro otra forma mejor de expresar su belleza.
Quiero que sepa que le veo algo así como perfecto.
Porque él es perfecto.

domingo, 23 de marzo de 2014

Des-amor.

Lo bueno y lo malo que tiene el primer amor es que es el primero, cuando te alcanza no sólo te enamoras de la persona sino de estar enamorado.
 
El desamor es el segundo capítulo y después vendrán más. Serán mejores, menos exaltados, más profundos. Pero, como en la literatura, siempre irán hacia el final, nunca hacia el primer capítulo.

sábado, 22 de marzo de 2014

Debes saberlo, princesita.

Querida futura hija:

 
—Cuando estés en una fiesta, fumando un cigarrillo en la terraza con una chica rara de pelo rosa y ojos grandes y oscuros, pregúntale qué tal le ha ido el día. Te prometo que no te arrepentirás. Muchas veces te encontrarás con que la gente más extraña tiene las mejores historias que contar.


—Por favor, no confundas el deseo con el amor. El amor se traga tu alma; mientras que el deseo surge como el ácido, poco a poco va haciéndose camino a través de tus venas, te vas quemando de dentro hacia fuera.
 
—Esto es importante: nadie va a salvarte de tu mierda.

—Un día, llegará un chico que cuando te toque sentirás un fuego recorriendo todo tu cuerpo. Creerás que todas sus palabras saben a vainilla. Pero un día se irá y tú te querrás morir. Tranquila, cielo, esos malos sentimientos son sólo temporales.


—Siempre, siempre, siempre, tu salud mental viene antes que los estudios. Si suspendes un examen, no pasa nada: la inteligencia no se mide en aprobados o suspensos. A la mierda con cualquiera que te diga lo contrario.

Te quiero.

El ultimo poeta.

Durante la vida te enamorarás de mucha gente: el chico que te cobró el pan y te medio flirteó, tu mejor amigo, el espíritu libre, aquel chico con talento tocando la guitarra en el metro, el poeta frustrado, el que siempre te ignoró, aquel que no le queda más remedio que quererte porque te encuentra mona.

Pero entonces llega alguien. La persona que realmente entiende tu mirada al vacío, tus silencios ásperos, las manías que se visten de vicios y tus virtudes que son tus alas para tratar de sobrevolar cualquier infierno.
 
Pero lo curioso del caso es que por más tiempo que pase, para ese alguien, sigues siendo una buena pregunta sin respuesta alguna, un enigma casi absoluto. Quédate para que entre beso y beso no te olvides de por qué todavía eres su pregunta favorita.

lunes, 17 de marzo de 2014

El abrazo salvador.

En la primera semana de vida de una pareja de gemelos, cada uno estaba en sus respectivas incubadoras y uno no se esperaba que sobreviviera. Una enfermera incumplió las reglas del hospital y colocó a los dos bebés en una misma incubadora. Cuando se colocaron juntos, el más sano de los dos, pasó un brazo por encima de su hermana en un abrazo muy entrañable. El corazón del bebé más pequeño se estabilizó y la temperatura se elevó a la normalidad, consiguiendo que los dos sobrevivieran. 

Unico.

En esta vida hay tres caminos básicos para triunfar: ser el mejor, ser el primero o ser el único.
 
Ser el mejor es muy difícil; porque sólo hay uno.
 
Ser el primero es todavía más difícil; porque hay que llegar antes que todos lo demás.
 
Y luego está ser el único, que es lo más sencillo de este mundo. Todos podemos ser únicos, pero parece ser que nos esforzamos en parecernos a los demás... con lo fácil que es ser como se quiere, joder.

Señales.

Letreros, rótulos, consejos, sugerencias: están ahí para anunciarte el futuro, lo que vendrá, y para recordarte la diferencia entre "sentido" y "dirección". Porque tú puede que avances sin sentido y por avanzar, pero sin una dirección jamás le encontrarás sentido a nada... y a veces ni con esas. Señales: a veces la vida te las da y a veces también te las deja. Señal de todo lo que te queda por aprender. Destinos, metas, objetivos, sueños, ideas... a las que siempre les pedimos lo mismo; "hazme una señal". Ojalá siempre fuera tan fácil verlas venir.

martes, 11 de marzo de 2014

Te amo.

Reemplaza la "T" por una "M" y serás más feliz.

Bajo la misma estrella.

—¿Puedo volver a verte? —me preguntó. Su voz sonó nervios, y me pareció entrañable.
—Claro —le contesté sonriendo.
—¿Mañana? —me preguntó.
—Paciencia, saltamontes —le aconsejé—. No querrás parecer ansioso...
—No, por eso te he dicho mañana —me contestó—. Quisiera volver a verte hoy mismo, pero estoy dispuesto a esperar toda la noche y buena parte de la mañana.

Sentarse, a veces, es viajar.

Existe un lugar donde han nacido todas las crisis. Un lugar donde todos nuestros éxitos van a morir. Un lugar al que nunca debería haber llegado ni el ruido, ni la mentira, ni el grito, ni la confusión. Un lugar en el que un silencio vale más que mil palabras; al que sólo se accede con algo de tiempo y reflexión. Ese lugar no está en ningún sitio, porque ese lugar está dentro de nosotros. Y el único camino para llegar a él no se llama "viaje", sino "conversación". Sentarse a charlar. Sentarse a escuchar. Sentarse a aprender. Sentarse de cualquier modo... y con quien haga falta. Pero sentarse, al fin y al cabo. Y aún así ser conscientes de que se está viajando.

Y lo vuelves a intentar...

Ocurre todos los días; justo cuando parecía que la oscuridad ya había ganado la partida, de pronto algo aparentemente insignificante empieza a cambiar. Es algo, al principio, muy pequeño a lo que nadie le presta atención; pero es algo que va ganando terreno, que va imponiéndose, poco a poco, y cambia tu manera de verlo todo. Y, como quién no quiere la cosa, te redescubre el mundo otra vez. Y sin tener ni puta idea del porqué, tú lo vuelves a intentar; aunque sepas que la noche también volverá.

Salir.

Salimos al mundo. Salimos del cascarón. Salimos de casa. Salimos con alguien. Salimos de dudas... de algunas. Salimos de una, para meternos en otra. Salimos de marcha. Salimos del país. Salimos del armario. Salimos de cuentas. Hay días que nos salimos; y otros no salimos, sino que en realidad estamos entrando. Salimos de aquí. Salimos de allá. Y aún no sabemos si saldremos de esta. Saldremos como podamos... aunque sea por patas, pero saldremos. Y ese día alguien nos preguntará de dónde hemos salido. Y les diremos que en realidad seguimos saliendo.

domingo, 2 de marzo de 2014

J. L. B.

Y después de un tiempo, uno aprende que si es demasiado, hasta el calorcito del sol quema. 

Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar que alguien le traiga flores.

jueves, 20 de febrero de 2014

Despues de lo bueno, lo mejor.

Entiendo que quieras que no te moleste más.
No, en realidad tengo ganas de conocerte y quizás hasta lleguemos a ser amigos.
Amigos.
Si. 
Ahora mismo, sólo tengo lugar para eso en mi vida.
Debo parecer un idiota, pero la verdad es que todo lo que pude pensar mientras conducía, era besarte.
Bueno, los amigos pueden besarse.

El cafe de los corazones rotos.

Mi madre solía decir que el amor nunca se malgasta, aunque no te lo devuelvan en la misma medida que mereces o deseas.
 
—Déjalo salir a raudales decía. Abre tu corazón y no tengas miedo de que te lo rompan. Los corazones rotos se curan. Los corazones protegidos acaban convertidos en piedra.

martes, 18 de febrero de 2014

Un ojala se quedo por el camino.

Éramos distintos...
Yo tan primavera y él tan invierno; como la luz y la sombra, éramos opuestos, pero nos amábamos; yo amaba su frialdad y él amaba mi calidez; algo nos faltó pero nunca supe que fue, solo sé que éramos distintos, tan distintos que no pudimos remediarlo.

domingo, 16 de febrero de 2014

Carrion.

Y comprendió que hay personas que brillan sin ser estrella, y que hay silencios que separan, sin ser kilómetros. Que la vida es un poquito así, sin sentido, pero que nos desesperamos por darle uno. Un sentido, con nombre y apellidos, a ser posible. Un sentido que nos abrace por las noches y que no se vaya al vernos las cicatrices: que las comparta con nosotros.

miércoles, 5 de febrero de 2014

05.02.14.

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Hablar de mí, es hablar de la
tristeza, es hablar de la alegría,
del sol, de la esperanza, de la
ternura, del beso, de la lágrima;
hablar de mí es hablar de ti,
porque tú y yo somos muy
parecidos, con la misma
respiración, las mismas ganas
de vivir, de vibrar, de ser felices.
_______________________________

The perks of being a wallflower.


Fuguet.

Claro que hay ocasiones en que uno está caminando por la calle y siente un olor o una brisa, escucha una canción o reconoce en un desconocido un gesto, y todo se vuelve a abrir, todo regresa, como una ola, como una bofetada.

lunes, 3 de febrero de 2014

Infinitamente nada.

Es bastante simple: ya no siento nada por nadie.
 
Ni por mí. 

Ni por ti. 

Ni por él.

Y no sé que es más triste; si no tener a nadie por quién llorar o no tener a quién hacer sonreír.

Las palabras duelen.

«Mamá, ¿tú acaso sabes lo que siento cuando me gritas y me haces llorar? ¿Sabes lo que siento al escuchar cómo me dices cosas que nunca pensé que dirías? ¿Te das cuenta del daño que hacen algunas palabras? ¿Eres consciente de que yo también tengo problemas? ¿Y sabes por qué no te los cuento? Porque sé que no me entenderías. Tú sólo quieres que sea una hija que no soy, y eso, créeme, me duele más a mí que a ti

Chiquilla.

Ojalá hubiera sabido en aquel entonces lo que sé ahora. Desearía poder de alguna manera retroceder en el tiempo. Y, tal vez, escuchar mi propio consejo. Le diría que hable, le diría que grite. Que hable un poco más fuerte, que esté un poco más orgullosa. Le diría que es hermosa, maravillosa, todo lo que ella no ve.
 
Tienes que hablar, tienes que gritar, y saber que en este momento, en este preciso instante, puedes ser hermosa, maravillosa y todo lo que quieres ser.

Silencio.

No duele tu ausencia, duele tu intermitencia.

No te quedas ni te vas, y no se puede extrañar a quien no se va, ni olvidar a quien no se queda.

sábado, 1 de febrero de 2014

Aparentar y fingir.

Es muy de niños madurar y muy de adultos aniñarse y muy de putas enamorarse y muy de enamoradas el puterío y muy de vida aparentar y fingir. 

viernes, 31 de enero de 2014

Madrid es ella.

Ella era toda la poesía que se escribía en Madrid. Era el verso más bonito de Gran Vía, la boca más hermosa de Malasaña, los ojos más tímidos de los cines de Callao, la cabeza más heavy que había pasado por Argüelles, la cintura más bonita que veías por el metro o las piernas más largas de la Plaza Mayor y la falda más corta de Montera. La musa que aún seguía inspirando a la estatua de Bécquer, el rayo de sol más brillante de una tarde de domingo del Retiro, la rodilla más bonita del Rastro, la que podía domar los leones de Cibeles. La quinta torre de Madrid. El Palacio más real de todo mi reino. Madrid es ella y yo, sólo una de sus calles. Ella es el monumento que fotografía Atocha, la que de manifiesta frente al Congreso, la decimotercera uva de la Puerta del Sol, el cabello más hermoso de Salamanca. A la que todos los hindúes regalan rosas y cerveza en la Latina, los labios más rojos del Calderón, la más loca de toda Chueca, la de la carpeta rosa del Campus de la Complutense, el paseo más largo a través de toda Castellana, el culo más bonito del Retiro o el corazón más salvaje del Bernabéu. El musical más visitado de Gran Vía y el teatro con menos aforo de la Capital. La mejor obra de arte del Prado, la que envuelve en flores a los toros de Las Ventas. Ella es la única estrella que brilla en Madrid. Ella es Madrid. La que baila como una loca en medio de la pista de cualquier garito de Huertas. La chica de Tirso y la "Lady Madrid" de Pereza. A la que no hace falta escribirle, porque es pura poesía. La que es capaz de enderezar las Torres Kio, el cubo más helado de cerveza de La Sureña de Gran Vía, la nariz más roja de Casa de Campo, los acordes de jazz más hermosos del Café Central, la niña que ríe como nadie en Cortylandia. Los copos de nieve que los tejados echan de menos, la única diosa de todas las catedrales, al que cantan en Libertad 8, el único monumento del Templo de Debod. La palabra más bonita del barrio de Las Letras. La única movida que existió en Madrid. Ella. Ella es Madrid.

-Miguel Gane.

viernes, 24 de enero de 2014

Joven y salvaje.

Quizás algunas mujeres no están hechas para ser domesticadas. 

Quizás sólo necesitan correr libres, hasta que encuentren a alguien igual de salvaje que corra con ellas. 

Nadie es perfecto.

Por favor.


Buenos dias, princesa.

Con las palabras atascadas en el alma.

 
 

jueves, 23 de enero de 2014

Critica a tu estupidez.

Me han dicho
-a modo de crítica-
que vivo en la luna.
Les he dicho
-a modo de crítica-
que viven en la Tierra.

Suicida.

Por mucho que duermo, no es suficiente, aún tengo ojeras y ganas de seguir durmiendo. "¿A qué se debe esto, joder?", me pregunto mientras me miro al espejo descontenta con lo que veo, como siempre. Igual este es un buen tema para hablar hoy con la psicóloga. Sí, así me dejará en paz y se enrollará ella sola con sus "diagnósticos" fallidos de lo que me pasa por la cabeza. Me visto y voy a la consulta de mi psicóloga, como cada lunes por la tarde, creo que es una tontería, pero mis padres se han empeñado en que vaya y no queda otra. En fin.
Hablo con la mujer y le comento lo que me ha pasado esta mañana, a ver que dice. La tengo sentada en frente, en una silla, tomando notas en su libreta. Siempre está tomando notas en su libreta. "Tienes un cansancio mental, estás cansada de la vida, aburrida de todo, así comienza el sentimiento suicida, con ganas de dormir para desaparecer de este planeta, pero a pesar de dormir mucho sigues cansado, ya que no descansas", me dice la zorra. Bueno, al menos eso es lo único que se me ha quedado en la cabeza. ¿Qué sabrá ella de mi vida? ¿Qué sabrán mis padres de mi vida? Nadie sabe nada de mí, sólo yo. ¿Sentimiento suicida? ¿Pero qué se ha creído? No tiene ni idea.
Llego a casa y voy al baño a lavarme la cara, hoy sí que me ha puesto de mala hostia. Yo no quiero suicidarme. O, al menos, eso creo. Me miro al espejo y me doy asco. Hay una cuchilla de la maquinilla de afeitar de mi padre en el lavabo. Igual si... No, no, no puedo hacer que esa estúpida tenga razón. Pero quizás así me sienta mejor. Me miro al espejo, pero esta vez con rabia. Cojo la cuchilla y.

180 grados.

Cuando eres adolescente crees haber encontrado al amor de tu vida, ese con quien aprendes a besar, aprendes a querer, a valorar, a reír, a llorar, aprendes a amar, aprendes tantas cosas, pero lo malo es cuando tienes que aprender a olvidar. Todo iba bien y de pronto por una u otra razón tu corazón está roto en pedazos, tienes dieciséis y ya conoces el dolor, la decepción, la desilusión. Lo que creíste que iba a ser la mejor etapa de tu vida se convierte en un tormento, a esa persona que amaste, ahora crees odiarla. ¿Qué ha pasado? Las mariposas se volvieron dolor de estómago, las sonrisas se vuelven lágrimas y los mensajes de buenas noches se convierten en insomnio. No estás sola, pero no ves a nadie contigo, a la única persona que quieres ahí, se ha ido, ya no está y no va a volver, te aferras a él y estás tan cegada que no te das cuenta que de nada va a servir. Pasan los días, los meses, y ahora ya eres capaz de fingir una sonrisa, de hacer como si nada pasara, pero sabes que en cuanto estés sola los recuerdos van a bombardearte y vas a terminar sin fuerzas, llorando en tu cama abrazando el peluche que aún tiene su olor, contemplando la primer foto juntos que guardabas debajo de la almohada, rota en dos por un arranque de coraje, y una cinta uniéndola con un aire de nostalgia. Maldices haberle conocido, maldices cada momento juntos, cada sentimiento, cada mirada y cada mínima cosa que forma parte de su historia, los maldices pero sabes que en el fondo nunca vas a dejar de amar cada pequeño detalle. Es una guerra entre tu mente y tu corazón, un día le odias, un día le extrañas y al otro le amas, parece ser un ciclo sin fin, ¿no? ¿Y qué ha sido de él? ¿Cómo estará? ¿Con quien estará? ¿Te habrá olvidado ya? ¿Será feliz? ¿Te recordara cada segundo como tú lo has echo desde aquel día que se fue? Una y mil preguntas rondan por tu cabeza a cada momento, preguntas que no puedes responder, ni siquiera eres capaz de hablarle porque sabes que cualquier mínimo contacto te hará caer de nuevo. Pasa un año y su recuerdo sigue ahí, contigo, tus amigos saben tu dolor, tú sabes tu dolor y te niegas a seguir adelante, “le voy a esperar, algún día va a volver” te repites una y otra vez, te lo has repetido por tanto tiempo que ya te resulta difícil creerlo, pero algo adentro de ti te pide no darte por vencida. Se han ido muchas oportunidades, muchos chicos lindos que te ofrecen todas las cosas que cualquier chica de tu edad se moriría por tener, pero ellos no son él, nadie es él. ¿Cómo harás para seguir adelante si en cada oportunidad que tienes buscas algo de él? Te niegas a escribir una nueva historia por esperar un “continuará” que tal vez nunca llegue. Pasa el tiempo y has crecido, has querido de nuevo pero sabes que nunca vas a amar a alguien como lo amaste a él, has logrado ser feliz pero cada fecha importante te recuerda a él, te preguntas como hubiera sido si siguieseis juntos, cuantos aniversarios habríais cumplido, cada detalle sigue en tu mente. No le has olvidado, simplemente has aprendido a vivir sin él. Pero un día, un día normal mientras caminas, volteas al frente y ahí está, después de tanto tiempo sin verle. Los dos habéis crecido, pero le reconocerías hasta a dos kilómetros de distancia, esa forma de caminar es inconfundible. Una revolución comienza dentro de ti, él se voltea, cruzáis miradas, y te das cuenta de que ninguno de tus esfuerzos por todo ese tiempo han válido la pena, porque estas temblando como la primera vez que le viste, toda su historia se resume en imágenes que pasan rápidamente por tu cabeza, y es ahí cuando sabes que nunca vas a poder olvidarle.
-Daniela Ramos.