—Bueno, adiós, y gracias por todo.
—Ah, se me olvidaba...
—Oh, dime.
—Que tengo unas ganas de hacerte el amor que no te puedes ni imaginar. Pero esto no se lo diré a nadie, y menos a ti. ¡Deberían torturarme para obligarme a decirlo!
—¿Que qué?
—Que quiero hacer el amor contigo! No una vez sólo, sino cientos de veces. Pero a ti no te lo diré nunca... Sólo si me volviese loco te diría que haría el amor contigo aquí, delante de tu casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario