sábado, 22 de marzo de 2014

Debes saberlo, princesita.

Querida futura hija:

 
—Cuando estés en una fiesta, fumando un cigarrillo en la terraza con una chica rara de pelo rosa y ojos grandes y oscuros, pregúntale qué tal le ha ido el día. Te prometo que no te arrepentirás. Muchas veces te encontrarás con que la gente más extraña tiene las mejores historias que contar.


—Por favor, no confundas el deseo con el amor. El amor se traga tu alma; mientras que el deseo surge como el ácido, poco a poco va haciéndose camino a través de tus venas, te vas quemando de dentro hacia fuera.
 
—Esto es importante: nadie va a salvarte de tu mierda.

—Un día, llegará un chico que cuando te toque sentirás un fuego recorriendo todo tu cuerpo. Creerás que todas sus palabras saben a vainilla. Pero un día se irá y tú te querrás morir. Tranquila, cielo, esos malos sentimientos son sólo temporales.


—Siempre, siempre, siempre, tu salud mental viene antes que los estudios. Si suspendes un examen, no pasa nada: la inteligencia no se mide en aprobados o suspensos. A la mierda con cualquiera que te diga lo contrario.

Te quiero.

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