martes, 11 de marzo de 2014

Sentarse, a veces, es viajar.

Existe un lugar donde han nacido todas las crisis. Un lugar donde todos nuestros éxitos van a morir. Un lugar al que nunca debería haber llegado ni el ruido, ni la mentira, ni el grito, ni la confusión. Un lugar en el que un silencio vale más que mil palabras; al que sólo se accede con algo de tiempo y reflexión. Ese lugar no está en ningún sitio, porque ese lugar está dentro de nosotros. Y el único camino para llegar a él no se llama "viaje", sino "conversación". Sentarse a charlar. Sentarse a escuchar. Sentarse a aprender. Sentarse de cualquier modo... y con quien haga falta. Pero sentarse, al fin y al cabo. Y aún así ser conscientes de que se está viajando.

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