jueves, 28 de noviembre de 2013

Miel.

Dime qué se supone que debo hacer con todos los abrazos que no te he dado aún, con todos los besos que he guardado. 

No pueden ser para nadie más. Son tuyos, están hechos a tu medida y a la mía; a la medida que tenemos cuando estamos juntos. 

A mi ya no me caben más en el corazón, son demasiados. Si quieres los tiro a la basura. O si quieres los guardo un poco más. Pero júrame que vendrás a por todo el amor que tengo aquí con una dedicatoria para ti. 

Parece mentira, llegaste a mi vida de la nada y no me dijiste siquiera que si podías acomodarte a ella; me senté a esperar que te marcharas (como todos), pero aquí sigues, en el rinconcito que he dejado para ti en mi corazón de piedra. 

1 comentario:

  1. Lo que quiero yo a mi calabaza no se puede medir ni con besos ni con abrazos, solo podría medirse dedicándole el resto de mi vida, dándole un hueco permanente en mi corazón, estando siempre junto a ella, cumpliendo lo que me propuse un día, hacerla feliz. Por más años que pasen, nunca me cansaré de esta persona, porque lo quiera o no, me da la vida. Sin ella, no se lo que sería ahora. Eres la mejor, calabaza. No lo olvides nunca.

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