A veces los príncipes no vienen vestidos de azul, sólo llevan consigo una gran sonrisa y esperan que les devuelvas otra. Son la máxima expresión de lo que es ser humano, lo cual nos lleva a pensar que tienen defectos como cualquier otra persona. Y, sin embargo, a nuestros ojos, tienen algo que los hace especiales. Y tal vez sea porque en cierto punto, compartimos con ellos un pedacito de nuestra esencia.
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